Resumen Ejecutivo – De Ruido de Fondo a Variable Estratégica
Durante décadas, la geopolítica fue un ruido de fondo para la mayoría de los líderes empresariales. Guerras, sanciones económicas, tensiones diplomáticas – todo esto pertenecía al ámbito de los diplomáticos y ministerios de asuntos exteriores. En el mundo corporativo, la atención se centraba en productos, clientes, mercados y competitividad.
Ese mundo ya no existe.
Los acontecimientos geopolíticos son desencadenantes directos de crisis internas empresariales:
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Un conflicto al otro lado del mundo interrumpe su cadena de suministro en cuestión de horas.
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Un cambio normativo en el extranjero deja obsoleto un contrato estratégico.
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Una sanción extraterritorial impacta sus operaciones en un tercer país.
La pregunta ya no es “La geopolítica afecta a mi empresa?” sino: “ Cómo la integramos de forma eficaz en nuestra estrategia global?”
De la Guerra Convencional a la Guerra Económica
Los estrategas militares lo saben desde hace siglos: comprender el terreno es esencial para ganar. En los negocios, ese «terreno» es ahora tan político y normativo como comercial. Ignorar el contexto geopolítico es como navegar por aguas peligrosas sin mapa ni sonar.
Las empresas que operan internacionalmente están en primera línea, enfrentando cambios regulatorios, complejidades culturales y dinámicas inestables de poder entre Estados. Incluso una empresa doméstica puede verse afectada por un conflicto, embargo o escasez de materias primas debido a la naturaleza interconectada de la economía global actual.
Crisis Recientes: La Geopolítica en el Núcleo Operativo
En 2022, la invasión de Ucrania alteró el equilibrio energético de Europa en cuestión de semanas. Las empresas dependientes del gas ruso se apresuraron a buscar fuentes alternativas, a menudo a un alto coste y con repercusiones operativas a largo plazo.
A principios de 2024, las tensiones en el mar Rojo y los ataques a buques mercantes interrumpieron el tráfico marítimo por el canal de Suez. Algunas empresas, anticipándose al riesgo, desviaron sus rutas por el cabo de Buena Esperanza, lo que añadió diez días al tiempo de tránsito, pero evitó el cierre total. Otras, menos preparadas, vieron paralizadas sus operaciones durante semanas.
Ni siquiera las empresas digitales son inmunes. Una empresa europea de comercio electrónico, que utilizaba una solución de análisis alojada en una plataforma en la nube estadounidense, descubrió que los datos de sus clientes estaban sujetos a la jurisdicción legal de Estados Unidos en virtud de leyes extraterritoriales, un riesgo legal imprevisto que podría haberse mitigado con un mapeo temprano de las dependencias tecnológicas.
El Caso para un Director de Geopolítica
Expertos como Florent Parmentier del Institut Montaigne proponen la figura del Chief Geopolitical Officer (CGO). Su misión sería:
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Monitorear cambios globales en el poder político y económico.
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Evaluar su impacto en la organización.
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Recomendar escenarios de acción al comité ejecutivo.
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Integrar la geopolítica en el marco de Enterprise Risk Management (ERM).
Este rol podría ser:
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Permanente en multinacionales con gran exposición.
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Temporal en periodos de alta turbulencia.
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Integrado en las funciones del Chief Risk Officer (CRO) con capacitación en riesgo geopolítico.
Por Qué un CGO No es Suficiente
Nombrar un CGO no es una solución mágica si la geopolítica sigue aislada. El objetivo real es crear una cultura empresarial donde todas las funciones estratégicas — legal, cadena de suministro, finanzas, seguridad, I+D — consideren las variables geopolíticas en la toma de decisiones.
Esto requiere:
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Formación en fundamentos geopolíticos para equipos directivos.
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Inclusión de escenarios políticos en ejercicios de gestión de crisis.
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Informes estratégicos periódicos al comité ejecutivo.
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Canales claros y directos entre la inteligencia estratégica y la toma de decisiones de la alta dirección.
La Geopolítica como Multiplicador de Riesgos
Todos los grandes riesgos empresariales — financieros, operativos, legales, tecnológicos — pueden amplificarse por acontecimientos geopolíticos:
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Choques financieros: caídas de mercado provocadas por conflictos internacionales.
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Fallos operativos: pérdida de acceso a componentes críticos.
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Exposición legal: sanciones, embargos o leyes extraterritoriales.
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Amenazas cibernéticas: ataques motivados políticamente contra infraestructuras.
Integración de la geopolítica en la gestión de riesgos empresariales (ERM)
Un director de riesgos (CRO) formado en análisis geopolítico, o respaldado por un director de gobernanza (CGO), puede:
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Identificar riesgos políticos de alto impacto.
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Modelar escenarios de disrupción plausibles.
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Elaborar planes de contingencia.
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Coordinar respuestas entre los departamentos de compras, jurídico, seguridad y comunicaciones.
La inteligencia artificial puede mejorar estas capacidades mediante:
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Detección de señales tempranas a través de OSINT (inteligencia de fuentes abiertas).
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Simulaciones predictivas de escenarios.
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Agregación de datos políticos y regulatorios en tiempo real desde múltiples jurisdicciones.
Veinte preguntas fundamentales para los directores generales

Antes de decidir si crear o reforzar una función geopolítica, todo director general debería preguntarse:
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Operamos en más de tres regiones política o económicamente inestables?
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Cuál es nuestra dependencia de materias primas provenientes de países de alto riesgo?
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Qué porcentaje de nuestros ingresos está vinculado a mercados vulnerables a sanciones o embargos?
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Alguno de nuestros proveedores críticos está en zonas geopolíticamente sensibles?
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Puede nuestra cadena de suministro absorber un bloqueo repentino?
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Tenemos un mapa actualizado de dependencias para operaciones críticas?
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Sabemos exactamente qué jurisdicciones regulan nuestros datos sensibles?
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Hemos sufrido impacto directo por eventos geopolíticos en los últimos tres años?
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Puede nuestro equipo legal seguir cambios regulatorios globales en tiempo real?
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Nuestro equipo de CRO tiene formación formal en análisis geopolítico?
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Nuestro sistema de inteligencia estratégica detecta señales débiles antes de que escalen?
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Podemos modelar con precisión el impacto operativo de un choque geopolítico?
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Se integran factores geopolíticos de forma sistemática en las decisiones de la alta dirección?
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Nuestro plan de comunicación de crisis contempla escenarios internacionales?
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Escaneamos activamente oportunidades de mercado creadas por cambios geopolíticos?
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Podemos suspender rápidamente operaciones en un país inestable?
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Sabemos qué socios institucionales o privados pueden apoyarnos en una crisis transfronteriza?
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Aprovechamos la IA para anticipar desarrollos geopolíticos?
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Nuestro modelo de gobernanza permite la rápida escalada de inteligencia geopolítica a los decisores clave?
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Qué tan rápido podríamos adaptar estrategia y operaciones ante una gran disrupción geopolítica?
Conclusión – La Pregunta Real
En un mundo donde la incertidumbre es la norma, ignorar la geopolítica no es una posición neutral: es un riesgo estratégico.
Para los ejecutivos de hoy, la pregunta central ya no es “Debemos integrar la geopolítica en nuestra estrategia?” sino: “Cuánto tiempo podemos permitirnos operar sin ella?”
La respuesta definirá no solo la resiliencia, sino la competitividad a largo plazo en un entorno global volátil.
Proactive Risk Management colabora con organizaciones para integrar la inteligencia geopolítica en la gobernanza, el ERM y la planificación estratégica — desde la formación de líderes y el desarrollo de escenarios, hasta la creación de sistemas de monitoreo adaptados que entreguen inteligencia accionable a la alta dirección.